DOM 4 OCT (12:30h) VERMUT VIRTUAL: LA REBELDÍA EN TIEMPOS DE PANDEMIA
Acostumbrados a un mundo donde todo parece una mala copia de sí misma y el hastío se nos cruza constantemente en la garganta con la rabia, es un virus quien ha venido a pararnos los pies y poner en tela de juicio muchos de los paradigmas que creímos nuestros o contra los que incuestionablemente luchábamos. El mundo se paró, brotó un río de incertidumbres y muchxs compañerxs se situaron de pronto en una orilla opuesta surgida del caos. Y la imposibilidad de tocarnos nos ha obligado a la reflexión de manera aislada. La convicción ha dado paso a la perplejidad y el desconcierto.
Por esto, desde el CSA Tres Peces hemos decidido retomar, por ahora de manera virtual, los Vermús Temáticos que iniciamos antes de la pandemia para contribuir desde este espacio de resistencia a la generación de pensamiento y reflexión colectivas. Para repensarnos y plantear los caminos a seguir.
La primera sesión la llamaremos “La rebeldía en tiempos de pandemia”, donde buscamos reflexionar a partir de algunos textos propuestos y contrapuestos, sobre los límites de la obediencia y la consciencia, de la razón y la crítica. El miedo y la confrontación.
Los textos serán dos, el de nuestra compañera en la asamblea Transmaricabollo, Pablo Pérez “Pandemia securitaria” (podéis leerlo desde https://zur.uy/pandemia-securitaria/) y el artículo de la boliviana María Galindo “Desobediencia, por tu culpa voy a sobrevivir”, que aparece en el libro “Sopa de Wuhan”, p. 119-127 (http://iips.usac.edu.gt/wp-content/uploads/2020/03/Sopa-de-Wuhan-ASPO.pdf)
Nos han llamado la atención también un par de comentarios que transcribimos aquí. Uno de Servando Rocha en su Facebook, el 14 de agosto:
“La conspiración es el refugio del miedo y los cobardes, aquellos que no son capaces de asumir la vulnerabilidad de la vida y las lecciones de la propia historia. Prefieren responsabilizar a fuerzas externas, hilarantes e inalcanzables del peligro, el daño y la fatalidad. Por eso los ultras se sienten tan cómodos entre ellos, porque se alimentan del miedo y, a pesar de basarse en teorías contrarias a la razón y la ciencia, al menos su territorio les es conocido. El fascismo venidero será muy distinto a todo lo conocido y, más temprano que tarde, algún partido derechista y ultra se apuntará a las filas de la conspiración pandémica, como hace unos días apuntaba el amigo Franz Biberkopff. Su programa se basará, sobre todo, en la “libertad”. El primero que lo haga se asegurará una base de simpatizantes que será una confusa mezcla de alucinados, críticos con el sistema, izquierdistas huérfanos, ultraderechistas y los restos del naufragio antidesarrollista. Se sienten seguros en un territorio poblado de conjuras. La conspiración y la conspiranoia reducen la ansiedad e incertidumbre porque los Apocalipsis siempre han sido y son reaccionarios. Lo terrible de estos tiempos en que la conspiración gana adeptos es que el esfuerzo en términos cotidianos es mínimo: asimilan una mascarilla al totalitarismo, se sienten intocables y movidos por una mano casi divina e infalible, ponen en riesgo a los más vulnerables, juegan con una parte de verdad (porque sino la conspiración no tendría tantos seguidores y no resultaría, hasta cierto punto, “razonable”) y son alentados por tipos como Rafapal, un ejemplo de que la enfermedad son ellos, el peor virus, aquel que hace que el odioso sistema policial y represivo sea la única posibilidad actual de cuidar y cuidarnos, lo que supone una desesperanza absoluta para quienes detestamos a la policía y un balón de oxígeno para el mismo estado policial. Cuídense.“
Y de Judith Butler en Viento Sur, del 25 de mayo (https://vientosur.info/judith-butler-el-aislamiento-en-parte-es-una-estrategia-de-control-estatal/):
“A ver, muchos temen que el auto-confinamiento se vuelva norma, que el coronavirus les dé a los estados la oportunidad de despolitizar a sus poblaciones, de negarles el derecho a reunirse y asociarse. El aislamiento, en parte, es una estrategia de control estatal, que expande el poder del estado. Hoy las naciones toman diversas decisiones sobre cómo administrar sus poblaciones, incluso sus vidas y sus muertes. En este sentido, esta situación genera un nuevo paradigma de biopolítica. Hemos visto en algunos países que la crisis de atención médica ha llevado a la suspensión de los derechos al aborto y a la atención médica trans. En Hungría, Viktor Orban se ha autoconcedido poderes extraordinarios. Pero no sólo eso. Allí se han denegado los derechos legales trans, y algo similar está sucediendo en Polonia. Tanto en Perú como en Panamá existe un sistema escalonado para que las mujeres salgan de la casa un día y los hombres otro, y las personas trans han sido arrestadas por salir el día designado para su género legítimamente asumido.”
Esperamos que os reservéis este hueco del domingo 4 de octubre a las 12:30 para vernos y compartir, pantallas mediante, aperitivo y reflexiones; y os dejamos también ya los textos para que podáis ir leyéndolos en estos días. También te dejamos aquí la info para conectarte al encuentro virtual (vía ZOOM):
VERMUT VIRTUAL CON 3PECES3: LA REBELDÍA EN TIEMPOS DE PANDEMIA. Domingo 4 oct 2020 12:30 PM (hora peninsular).
Unirse al encuentro vía Zoom: https://us04web.zoom.us/j/72774450261?pwd=dEpYN2NwN3FMZHNYc3crZ0l3dk9JUT09
ID de reunión: 727 7445 0261. Código de acceso/contraseña: L2RxP8
¡Os esperamos el domingo!
[Evento en Facebook: https://www.facebook.com/events/1010282229401201]
Resumen del Vermut “La rebeldía en tiempos de pandemia” (domingo, 4 octubre de 2020)
Tras diez minutos de preámbulos, se hace la presentación. Este Vermut tiene cuatro objetivos: Abrir de nuevo el Centro al barrio, propiciar la relación entre colectivos, crear debate, y contribuir a la financiación del centro haciendo Amigas.
Un participante comenzó expresando su preocupación por la división que había observado entre compañeros de lucha posicionados de formas antagónicas ante la pandemia; ratificando su confianza en una conciencia comunitaria, no tanto por acatar las normas sanitarias como porque encuentra que es en ella donde habría de superarse tanto la pandemia como el resto de política pendiente. En este sentido le inquietaban posiciones como la expresada por María Galindo en “Desobediencia, por tu culpa voy a sobrevivir”, por su apariencia negacionista.
Otro participante muestra su interés, incluso literario, por el artículo de Galindo, matizando que lo expresa la boliviana es la indefensión de la población expulsada hacia la economía sumergida, tanto ante este virus como a otras enfermedades que sí podrían erradicarse, y su escepticismo ante la acción de un gobierno en un país colonial. Subraya como metáfora que se la impida elaborar y vender jabón, que es precisamente el único triste remedio a la pandemia.
Otra participante apoya esta lectura de Galindo y destaca los pasajes del artículo de Pablo Pérez Navarro “Pandemia securitaria”, donde se denuncian las medidas de arresto a la infancia en los confinamientos, la prescripción de todavía mayor distanciamiento social, la desidia hacia las residencias de ancianos evidenciada en la pandemia, el vacío informativo respecto a cualquier cosa que no sea la pandemia, y el pronóstico de Pérez Navarro del austericidio post-covid.
Un compañera señala la importancia de seguir luchando contra la ley mordaza, y continuar las luchas en las que ya estábamos presentes. Le produce desazón observar confluencias extrañas como luchadores por los derechos civiles junto a la extrema derecha.
Se observa que el virus se ha producido por la presión del ser humano sobre la naturaleza, y que aunque los médicos no sepan mucho, es conveniente seguir sus indicaciones, y no convertirlas en política de partido.
Se echa de menos la relación con la vecindad, las iniciativas comunes aprovechando los vacíos legales para la disrupción y la rebeldía civil. Organizar protestas por ejemplo con color en las ventanas y subirlas a las redes. Se destaca la importancia y necesidad de las relaciones físicas, y el drama de no poder tocarnos. Se lee un poema en el que tras la distancia social y moral, un abrazo se convertirá en un acto de rebeldía. También añade que el confinamiento ha servido para conocer y relacionarse con sus vecinos.
Se comenta que los aplausos de por la tarde nos permitían ver la cara de los vecinos e incluso saludarnos.
Habría, a la hora de hacer nuestras críticas, que distinguir entre las recomendaciones sanitarias, las necesidades del sistema sanitario, y la gestión de la política sanitaria (y luego incluso las críticas directamente políticas al margen de la pandemia). Si recurrimos al Estado protector es por nuestra dependencia (no acostumbrados a participar la gente parece demandar órdenes).
La pregunta podría ser si se puede hacer una gestión más democrática y menos abusiva de la pandemia. Descentralizar la gestión ofreciendo mayor apoyo social y recurriendo a una mayor colaboración de la población, en lugar de imponer normas masivas que se muestran absurdas y multas inútiles.
Un compañero francés comenta que él vive en un colectivo en el que cada semana se hacen debates sobre las decisiones del gobierno. Allí también los Centros Sociales han visto reducida su actividad. Dice que el “capitalismo es construcción de soledad”, y que si no creamos vínculos dejamos el espacio a Estado. Debemos crear espacio colectivo.
Para la Radical Gay la primera revolución es la supervivencia. Recuerda al millón de muertos anuales del Sida que no parecen preocupar a los gobiernos. Comenta que la Red de Cuidados Madrid Centro de la CNT ha estado activa y que el CSA 3peces3 aportó el local como almacén. Comenta que cerrar la noche tiene un gran impacto para los colectivos, y que la atomización es perversa ¡Agrupémonos todos!
También se mencionan las iniciativas de Vallekas Se Defiende, Somos Tribu de Vallecas, Valiente Bangla, Lavapiés en Pié y un colectivo subsahariano, destacando la importancia de retejer las alianzas. Alguien objeta que donde vive no hay tejido social y muestra reserva a que algunas iniciativas puedan confundirse con la caridad, pero se trata de una situación de emergencia, y se recuerda que el fascismo se aprovecha de la necesidad. Se menciona la dispersión de las mareas y ausencia de foco sobre otros temas importantes como la situación de Africa.
Actuamos de forma reactiva, no dictamos la agenda como en la primavera de 2011 en la que lo conseguimos, cuestionando la democracia y la lucha por la vivienda. Al seccionalizar las luchas por Mareas luchamos por pedazos en vez de atacar a la raíz de los problemas.
A la hora de reivindicar no habría que dejarse encajonar en debates ajenos sobre si algo debe ser público o no, sino mantener nuestro punto de vista y considerar como propio aquello que necesitamos.
Nos cuentan que el nuevo hospital de Collado Villalba fue privatizado, pertenece al grupo buitre Quirón, y a pesar de tener menos de cinco años es disfuncional y despidieron a los representantes sindicales.
Se recomiendan una entrevista de la CNT a Carlos Taibo, en la que abogaba por la reducción del consumo y vaticinaba el colapso del sistema capitalista; y el documental “La ciudad es nuestra”, sobre el barrio de Orcasitas, que puede verse en youtube. Es reconfortante encontrarse con gente que piensa como una misma.
Un compañero matiza que, según su experiencia en La Morada y el La Ingobernable, también es importante aprender de la gente que no piensa igual, pues lo importante es construir. Resalta la importancia de los encuentros en un espacio Social y no en espacios donde el ocio es consumo. Se destaca el buen trabajo de la Quimera, donde participan gentes de diferentes culturas del barrio, y que es un espacio más grande que 3peces.
Para acabar, se inician algunas valoraciones sobre el éxito de esta convocatoria, remarcando la importancia de mantener su regularidad, y se invita a proponer nuevos textos y temas de debate. Como por ejemplo, las movilizaciones ecologistas, invitando a alguien de Viernes por el Futuro o Ecologistas en Acción; la renta mínima y el reparto de la riqueza; sobre el origen de la pandemia; y el anteriormente mencionado sobre el colapso capitalista. También se invita a la gente de tres peces a participar en la comisión del Vermut.
Hola, he echado un vistazo al libro “Sopa de Wuhan. Pensamiento contemporáneo en tiempos de pandemias”, ASPO, 2020, que incluye artículos de: Giorgio Agamben, Slavoj Zizek, Jean Luc Nancy, Franco “Bifo” Berardi, Santiago López Petit, Judith Butler, Alain Badiou, David Harvey, Byung-Chul Han, Raúl Zibechi, María Galindo, Markus Gabriel, Gustavo Yañez González, Patricia Manrique y Paul B. Preciado. http://iips.usac.edu.gt/wp-content/uploads/2020/03/Sopa-de-Wuhan-ASPO.pdf
Quizá el artículo más interesante podría ser el de Paul B. Preciado “Aprendiendo del virus”, aunque es algo teórico y termina con un ejemplo del Playboy. Parte del concepto de biopolítica de Foucault, y a diferencia de otros artículos, no sitúa la disputa en la gestión de la pandemia, sino que muestra que ésta se desarrolla de acuerdo a los modelos biopolíticos y tecnológicos ya imperantes.
También tiene cierta gracia el artículo de la boliviana María Galindo “Desobediencia, por tu culpa voy a sobrevivir”, que percibe la epidemia como otra más de las desgracias endémicas que no se ha querido erradicar, y que asolan a los pobres en un mundo colonial, a la que se suma la gestión “idiota” de la nueva pandemia. Evoca con algo de fatalismo la escena de Nosferatu en la que la ciudad apestada se despide celebrando un gran banquete en la plaza principal.
Como contrapunto podría valer el artículo de Alain Badiou “Sobre la situación epidémica”, que pretende mantener una posición menos escandalosa que el resto de autores, recomendando las medidas sanitarias, protestando de las redes sociales que propagan parálisis mental, y afirmando la “neutralidad política” de la pandemia. Reacciona ante los llamamientos tremendistas defendiendo al “pobre Macron” que se ve obligado a algunas prácticas autoritarias, y a la intervención del Estado, porque aunque el mercado, como la pandemia, es global, el poder político es nacional. Badiou afirma que la epidemia no tendrá ninguna consecuencia política significativa, porque en general las guerras no provocan revoluciones. Recomienda aprovechar el confinamiento reflexionando sobre el comunismo futuro (!).
Otros autores tienden a reaccionar de manera más estentórea, como Giorgio Agamben, del que se recogen tres breves artículos, donde protesta por la reacción desproporcionada del Estado de Excepción ante una epidemia no tan grave. Jean-Luc Nancy le contesta que sí que es grave y que la excepción es culpa del virus.
Slavoj ŽiŽek, en “El coronavirus es un golpe al capitalismo a lo Kill Bill”, fabula con que el capitalismo esté tocado por un golpe mortal y caiga por sí solo. Mientras el coreano Byung-Chul Han, en “La emergencia viral y el mundo de mañana”, destaca la eficiencia de los orientales en la gestión de la pandemia, temiendo que China pueda extender su modelo policial digital y totalitario como modelo de éxito. Profetiza que el capitalismo seguirá aún más fuerte, porque el virus nos aisla y no genera comunidad.
Bifo Berardi hace una crónica sobre la irrupción del virus en Italia, cuya única ventaja podría ser el destapar la incapacidad del poder ante el coronavirus; e indica que se puede salir de esto desde la igualdad, o bien hundiéndonos en un infierno tecno-militar. El uruguallo Raúl Zibechi teme también el militarismo, el fascismo y las tecnologías de control de la población; y considera que los pueblos originarios y autogestionados se defenderán mejor de la crisis (porque tienen huertos propios). Y afirma que la pandemia marca el punto en que la hegemonía mundial pasa de EE.UU. a China.
Santiago López Petit destaca como el lenguaje bélico de los gestores de la pandemia recuerda al que se usa contra la disidencia, haciéndole guerra a la pandemia en nombre de la vida, pero en contra de la población. Y el chileno Gustavo Yañez González insiste en nuestra fragilidad animal ante la pandemia, en la que los gobiernos se limitan a gestionar la muerte, como en las granjas de animales.
Por su parte Patricia Manrique ofrece una artículo más académico en el que previene sobre la prisa en el diagnóstico sobre la pandemia y medita sobre la figura del otro, recordando la oposición, que también menciona Preciado, entre inmunidad y comunidad. Aunque también llega a decir que “estamos en manos de psicópatas de un sistema necropolítico”.
El filósofo Markus Gabriel propugna una nueva ilustración, que evite una regresión hacia las diferencias nacionales, y pide mayor ética en un orden mundial “nuevo”, porque el anterior era letal.
David Harvey, desde una análisis marxista y económico, comenta que la pandemia ha tumbado el modelo de capitalismo consumista y se verá obligado a recurrir a formas de socialismo o intervención del Estado. Y Judith Butler, también señala que el virus sólo discrimina según los patrones sociales de discriminación, pero su artículo, “El capitalismo tiene sus límites”, se centra en defender la extensión en Estados Unidos de la sanidad para todos, frente a un Trump que presume de comprar vacunas “en exclusiva” para los americanos.
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